
Red (despite the color) seaweed in spaghetti style. Photo © Ricardo Radulovich, UCR professor
A little less than a year ago, I read a very interesting article in The New Yorker about growing seaweed in Long Island Sound, off the shore of Connecticut, that held inspiring information on the environmental effects of farming the marine macroalgae: it absorbs excess nitrogen, phosphorus, and carbon dioxide from the ocean, all of which otherwise negatively affect the ecosystem’s health. Seaweed also can be a solid source of protein, vitamin B12, Omega 3 and 6 fatty acids, and fiber. So growing it is good for the oceans as well as our bodies.
Today, I was reminded about Dana Goodyear’s piece from last November as I read a headline on the University of Costa Rica’s webpage announcing that researchers from their School of Agricultural Engineering and Biosystems, after years of trial studies, will be promoting the growth of seaweed farming off of both coasts of Costa Rica, where they hope it will become a significant food source for the country.
I’ve already summarized the important parts of this idea, and you can read the first article I mentioned above in English, or check out the UCR press release in Spanish below:
Después de años de investigación, científicos de la Escuela de Ingeniería Agrícola y de Biosistemas de la Universidad de Costa Rica (UCR) llegaron a la conclusión de que las algas marinas que crecen en los mares tropicales son una excelente alternativa como fuente de alimento para la humanidad.
Para conocer sus propiedades nutricionales se realizaron pruebas de laboratorio, las cuales demostraron que son ricas en fibra y proteínas. También poseen minerales como hierro y calcio, junto con ácidos grasos de alto valor como omega 3 y 6, y vitaminas del complejo B12, al tiempo que son bajas en calorías.
Desde el punto de vista de su cultivo, tienen la ventaja de que crecen en huertos marinos, lo cual evade la escasez de agua y tierra que se agrava con el cambio climático y el crecimiento demográfico.
Esto se determinó en la primera fase del proyecto de investigación que se prologó del 2011 al 2013, para dilucidar las cualidades de las algas como alimento humano y la factibilidad para cultivarlas en huertas marinas.
Las huertas consistían en anclajes hechos con sacos de arena colocados a unos 30 metros en el fondo del mar, los cuales sostenían una amplia red de cuerdas colocadas a cierta profundidad, donde se adherían y crecían la algas.
La cosecha se recogía en un bote, sacando la cuerda del agua y recogiendo el alga. Según cálculos de los investigadores, podrían cosecharse unas 40 toneladas de algas por año por cada hectárea.
Para probar diferentes tipos de algas autóctonas, construyeron parcelas experimentales en Costa de Pájaros y Cuajiniquil, en el Océano Pacífico; así como en Puerto Viejo, Cahuita y Manzanillo en el Océano Atlántico.
Como resultado de estas investigaciones se seleccionaron diez especies de algas con alto potencial para su cultivo y consumo. Los resultados de esta fase se pueden ver en la revista científica Aquaculture, donde se publicó un artículo científico al respecto.
Por otra parte, recientemente se publicó el libro “Algas tropicales: Cultivo y uso como alimento”, el cual contiene una descripción de las algas comestibles y un recetario para preparar suculentos platillos con ellas, tales como ensalada marinera con pollo, arroz con mejillones y alga, frijoles marineros, pizza marinera, etc.
Read the rest of the UCR article here.
Pingback: Seaweed Farming to Start in Costa Rica — La Paz Group | waldemarbranas
Me parece una idea excepcional, al día de hoy que se ha logrado hacer con este tipo de alga, algún grupo de personas lo está cosechando?
Gracias.
Es una idea excepcional, por seguro. ¡Esperamos que sea exitoso! Gracias por su comentario y visítenos de nuevo pronto.
Quiero ser participe. Dejenme saber, podriamos exportar el producto.
Hola Heiner – no estamos involucrados con el proyecto – sólo escribió sobre él. Si escuchamos algo más, trataremos de hacerle saber.
Son muy ricas¡ yo las eh comido en Ixtapa Zihuatanejo, Mex, y es bueno saber las propiedades que tienen.
Me ha gustado mucho tu post 🙂 sigue así 🙂
Gracias por sus comentarios!